De TDAH

TESTIMONIO DE UNA ALUMNA CON TDAH

“Cuatro días antes de las pruebas, un profesor me dijo que suspendería”

Faltaban cuatro días para los exámenes de selectividad y uno de mis profesores me dijo que no aprobaría. Me pasé el día entero llorando. Llevaba tres años luchando y me sentí muy mal. Se podía haber callado”. Eso fue hace un año. Hoy alba tiene 20 años y está cursando primero de Psicología en Blanquerna-Ramon Llull. Hace mucho que decidió que quería ser psicóloga, ha peleado para llegar a la universidad y seguirá adelante para “ayudar a personas como yo, para que los niños que sufren mi problema no pasen por la misma angustia”.

A Alba le diagnosticaron TDAH algo tarde, a los 14 años. “Desde hacía tiempo veíamos que algo le pasaba; todo el esfuerzo que hacía en los estudios no le rendía. Era impulsiva, nerviosa, dormía mucho, se despistaba con facilidad. Ella también notaba que le pasaba alguna cosa pero no sabíamos qué”, explica Ana, madre de Alba. En 5 º de ESO un profesor les sugirió hacerse unas pruebas. Y ahí empezó todo. Dos años de reeducación en un centro especializado, y luego en Adana. “Siempre le hemos estado muy encima. Si la hubiéramos dejado no habría llegado donde está. Es muy tenaz y luchadora”, cuenta Ana.

Alba siempre ha estudiado en centros concertados y su madre ha sido más que una sombra. Sólo ha repetido 1 º de bachillerato. En todos los colegios ha encontrado comprensión e incomprensión. “A muchos profesores les resultaba más cómodo mirar para otro lado. Me he encontrado con personas que me han ayudado mucho y con gente que me ha machacado”.

Llegó la selectividad y pidió que se tuviera en cuenta su especificidad. Le dieron más tiempo, los tutores que vigilaban las pruebas “estuvieron pendientes y me sentí muy acompañada”, rememora. El problema llegó a la hora de la corrección. “Aunque insistimos mucho, no tuvieron en cuenta mi trastorno”. Le faltaron dos décimas para superar las PAU y tras mucho papeleo, insistencia y recursos, logró el aprobado. Hoy está “feliz” en la universidad, le va muy bien y tiene la autoestima por las nubes. “El esfuerzo ha merecido la pena”, dicen Alba y Ana.